Las máquinas con procesadores de última generación Intel (7a gen+) y AMD Ryzen que ejecuten versiones de Windows anteriores a Windows 10 dejarán de recibir actualizaciones de seguridad para evitar, según Microsoft, problemas de compatibilidad y seguridad. Windows 8.1 se comienza a dejar de lado, cuando aún no ha acabado su periodo de soporte completo.

intel kaby lake

Microsoft ha comenzado a forzar una nueva política en cuanto al soporte de actualizaciones, desde este mismo momento los sistemas con procesadores Intel (a partir de la séptima generación, kaby lake e incluso algunos modelos de la sexta generación skylake) y los procesadores AMD Ryzen y que ejecuten Windows 7 o Windows 8.1 dejarán de recibir actualizaciones de seguridad. Esta política fue anunciada hace algo más de un año por lo que tampoco debe coger por sorpresa, aunque por ello no deja de ser en parte polémica.

De este cambio se salvan los sistemas de diversos fabricantes que ya contando con esos nuevos procesadores incluyeran Windows 7 o Windows 8.1 en modo OEM. La lista la podéis consultar aqui.

Este movimiento se argumenta en el hecho que los nuevos procesadores incluyen nuevas funcionalidades que pueden no llegar a ser totalmente compatibles con sistemas operativos anteriores y que esto a su vez puede provocar problemas de seguridad o incompatibilidad. Por ejemplo Windows 7 no disponía de soporte nativo para USB 3.0, puertos que por contra podemos encontrar en cualquiera de las placas bases que soporten los procesadores que comentábamos anteriormente.

En el caso de Windows 7 que se encuentra en fase de soporte extendido des de Enero 2015 se podría comprender ya que este soporte significa que seguirá recibiendo actualizaciones de seguridad (en procesadores "de su época") pero no nuevas funcionalidades. En el caso de Windows 8.1 que aún se encuentra en fase de soporte normal y por tanto debe recibir aún mejoras el movimiento carece de mucho sentido aparte de forzar a los usuarios a usar Windows 10 lo cual no es un movimiento acertado por parte de Microsoft. Al faltar un año para que Windows 8.1 entre en soporte extendido, Microsoft podría haber tranquilamente esperado este tiempo para forzar esta nueva política.

Por supuesto tanto Windows 7 como Windows 8.1 continuarán recibiendo actualizaciones de seguridad en la mayoría de sus instalaciones actuales, que por fecha, corren sobre procesadores no afectados por esta nueva política, ya que normalmente sobre estos nuevos procesadores ya se habrá realizado una instalación de Windows 10. Medida que por otra parte afectará a todos aquellos que hayan realizado un "downgrade" no de fábrica a esos sistemas anteriores.